Wednesday, September 23, 2009

LA CONFESION Y LA SANIDAD

LA CONFESION Y LA SANIDAD
CARTA A UNA AMIGA.

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
Santiago 5:16.

Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.
Hebreos 12:15.

Vi que la sanidad comienza cuando sacamos nuestro dolor de su diabólico aislamiento…
Henri Nouwen.[1]
La expresión del dolor es esencial para la sanidad interior, la confesión o la expresión de nuestras faltas al prójimo (unos a otros) es una necesidad esencial para la sanidad, la vida de fe es una vivencia relacional, por eso además de el principio de expresar nuestras faltas unos a otros, también ayuda a nuestra sanidad la oración intercesora de los unos por los otros.
Cuando no expresamos de forma sana nuestro dolor, corremos el riesgo de interiorizar sentimientos negativos como ira, enojo, en incluso odio, no saber expresar el dolor nos puede llevar a cultivar una raíz de amargura, que se convierte en un estorbo para nuestra vida espiritual, daña nuestra vida emocional y terminar por destruir nuestra vida relacional, esa amargura que crece en el corazón lo hace de tal forma que comienza a extender sus ramas a todas las áreas de nuestra vida, amigos, familia, trabajo, etc.
Solo hay una forma de desarraigar esas raíces de amargura y es mediante un examen profundo de aquellos sentimientos que la han cultivado y hecho creer esa planta destructora, para eso debemos pedir a Dios que nos muestres nuestras faltas, nuestras malas actitudes, en especial nuestras malas reacciones ante las circustancias, estas malas reacciones son además una muestra de que algo en nuestra vida interior esta mal, cuando el actuar de una persona perturba de forma profunda mi vida, no debo criticar su vida sin antes hacer una profunda reflexión y auto examen, pues lo más probable es que mi actitud, es el fruto de raíces que he ido dejando sin cortar(perdonar), o dicho de otro modo mis actitudes negativas frente a los errores de los demás son un indicativo que tengo muchas cosas que perdonar a esa persona, o tengo muchas cosas en mi interior guardadas contra esa persona y esas cosas estorban ( como dice Santiago) mi relación con ella.
Una relación en ese estado solo puede ser sanada por medio de un dialogo sincero, en el que confesemos a esa persona el dolor que nos ha causado ( si es posible hacerlo con la persona es lo mejor o de acuerdo a las circunstancias pedir ayuda a un consejero antes de dar este paso).
Para evitar dejar de cultivar esas raíces de amargura tenemos que arar nuestro corazón con el perdón diario en oración, lo dice Santiago, orar unos por otros.
Solo con la ayuda de Dios es posible el perdón.
Pero solo con un examen profundo de nuestro corazón podemos por la gracia de
Dios identificar todas aquellas cosas que debemos perdonar.
Por supuesto el perdón requiere enfrentar el dolor de nuestras heridas y perdidas, pero sino perdonamos el resentimiento seguirá ahí, crecerá y las relaciones seguirán contaminándose de sentimientos dañinos, y el corazón seguirá sin dar buenos frutos, como lo dijo Henri Nouwen : “ Mientras sigamos resentidos por cosas que desearíamos que no hubieran pasado, por relaciones que desearíamos que hubiesen resultado diferentes, por errores que nos gustaría no haber cometido, hay una parte de nuestro corazón que permanece aislada e incapaz de producir fruto en la vida que tenemos por delante. ( en su lugar produce frutos de amargura como dice pablo) Es una forma en que nos apartamos de Dios. [2] (paréntesis fuera del texto).
Pero de todo esto debes recordar algo importante mi querida amiga, antes de poder perdonar a otros es necesario reconocer a fondo nuestros pecados, la capacidad de perdonar es dada al hombre por el Espíritu Santo, así que si queremos aprender a perdonar a otros primero necesitamos hacer un profundo análisis de nuestra relación con Dios, reconocer nuestro pecados arrepentirnos para que podamos ser sanados.

El proceso de sanidad comienza siempre por nosotros, y no podemos por ningún motivo escondernos en las circunstancias o en otros para no trabajar con nuestra vida, esta es la tendencia del ser humano desde el principio, Adán lo hizo así se escondió para no estar en la presencia de Dios y reconocer su pecado detrás de un árbol y como esa situación no le sirvió, responsabilizo a su esposa, igual hacemos hoy nosotros cuando decimos las circunstancias tienen la culpa u otro tiene la culpa, en lugar de reconocer nuestra culpa y pedir perdón, siempre queremos que los demás primer cambien o hagan algo que nos motive a cambiar, pero el hecho es que el perdón es necesario en primer lugar por nuestra sanidad espiritual, para que no tengamos estorbo y podamos crecer y dar buen fruto, así que la sanidad comienza con una decisión y es sencilla tratar con nuestra vida y dejar que Dios trate con las vidas de los otros.

Por último te recuerdo lo que Pablo nos aconsejo: “ Soportando unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdono, ( es decir primero necesitamos reconocer nuestras propias faltas, nuestra necesidad de perdón de Dios y del prójimo) así también hacedlo vosotros ( Después de que Dios nos perdona podemos perdonas a otros).” Colosenses 3:13.

Comunidad Mesiánica Beney –El Jay.
Calle 84 C No.41G-21.
Reuniones Viernes 7:00 p.m. y Sábado 3:00 p.m.



Oduver Miranda Benítez.
Barranquilla 12 de Septiembre de 2009. Cel.: 3003765650.





[1] Haz cambiado mi lamento en danza, editorial grupo Nelson, pag. 5.
[2]Ibidem pag. 20.

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